lunes, 14 de mayo de 2007

Achero Mañas: Del cine comercial al social... ¿qué pasa con los documentales?


El nombre de Achero Mañas se dio a conocer en el cine como el hijo de la actriz Paloma Lorena, por lo que desde pequeño ha tenido una estrecha relación con el mundo del cine. Su primera aparición en el cine fue como actor de La guerra de los locos en 1987 y a partir de este momento su trabajo como actor no ha parado con películas como: Historias de la puta mili (1993), Shooting Elisabeth (1992), etc

Como director se estrena por primera vez en 1994 con el cortometraje Metro y pocos años después gana su primer Goya como director gracias a Ladrones(1997) , este premio lo anima a seguir trabajando e ir superándose a si mismo hasta llegar a lo más alto con la película El bola(2000), donde se estrena también como guionista.

El bola, protagonizada por Juan José Ballesta, supone un gran reto para Achero Mañas ya que es su primer largometraje como director y guionista. Esta película con gran carga dramática irrumpe en el mercado español con mucha fuerza y se convierte en una de las películas más premiadas en los Goya del 2001, consiguiendo el Goya a mejor película, mejor directo novel, actor revelación y guión original. Con esta película el director empieza a mostrar el tipo de cine que quiere hacer, un cine con gran contenido social.

Su segundo gran éxito llega en el año 2002 con la película Noviembre, una película casi biográfica en algunos aspectos lo que la convierte en especial para su director y guionista Achero Mañas, además cuenta con la ayuda de su hermano. La historia es contada en forma de documental. Esta película interpretada por Oscar Jaenada, Ingrid Rubio y Juan Díaz, entre otros muestra una España en la época de la transición totalmente diferente a como la habíamos visto antes, nos muestra la vida a través de los ojos de un grupo de teatro ambulante. Al igual que El bola esta película tiene una gran crítica social.

Su último trabajo es Blackwhite(2004), donde su lucha por mostrar la realidad se apodera por completo de su obra. Se trata de un documental sobre el conflicto de Ulster, para realizarlo Achero Mañas se desplaza hasta allí para conseguir declaraciones sobre el problema desde diferentes ámbitos.

Con este último trabajo Achero Mañas puede haber encontrado su lugar, ya que desde sus primeros cortometrajes estaba latente su intención de mostrar las cosas tal y como son.

Con el recorrido que hemos visto de este actor, que como otros muchos ha cruzado esa línea que separa al director del actor (Antonio Banderas, Antonia San Juán, que próximamente rodará su primer largo protagonizado por Ángela Molina o Ramón Salazar del que ya hemos hablado) podemos ver claramente como su carrera comenzó, quizás por circunstancias personales y no vocacionales, más cercana al cine comercial y con el paso de las años y con la madurez ha tomado el testigo del director “denunciante social” por medio de los “documentales”. Quizás con este género del cine social (Fernando León de Aranoa del que hablaremos más adelante, o el mismo Mañás) se le acerque un poco más al genero del documental (genero que probó Julio Meden con “La pelota vasca” e hizo mover los cimientos políticos y del cine español y como consecuencia de esto le provocó una profunda depresión de la cual parece haber salido ya y en estos momentos está rodando su próxima película “Caotica Ana”), que para que nos vamos a engañar, no tiene un sitio demasiado relevante entre el público, a excepción del público de festivales, donde los documentales si tienen apartados específicos y a la hora de dar premios como por ejemplo los Goyas.

Y lanzamos una pregunta ¿Sí el cine social/documental vende (El bola, Los lunes al sol…), por qué no venden los documentales propiamente dichos? Pero como en todo este mundo vende lo que se publicita y evidentemente, cuesta menos vender la última película de Almodóvar, Santiago Segura…o los documentales con nombre como los de Michael Moore o el último que ha hecho Al Gore sobre el cambio climático…En definitiva, lo que queremos decir es que el género del documental está en un sitio poco visible para el gran público y que necesita un gran impulso para que lo conozcan y lo consuman.

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